la-mirada.

Uno despierta un día de buena mañana y se da cuenta que ha perdido las ganas de creer en todo aquello que hasta la fecha formaba parte de la vida de uno.
Entonces empieza un peregrinaje sistemático de botella en botella hasta que la vista se nubla y descansan los miedos que todos llevamos dentro y tememos encarar algún día.
La vida, carente de interés nos recuerda en ese momento que nada somos, nada valemos y menos servimos. Triste realidad de quien cambio la esperanza por el zumo amargo del ron blanco…
Paradojas de una colectividad que mata… lentamente.

Copyright © By Jan Puerta 2012.
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