PRESENTACIÓN
Hay un libro, que ha marcado toda la poesía española del siglo XX, y me atrevería a decir, toda la literatura del siglo y cuyo título me ronda estos días cuando me asomo a los periódicos de la mañana, a los informativos de la tarde, a los diarios digitales en pertua actualización. Se trata de La realidad y el deseo, de Luis Cernuda, que parece marcar la dialéctica entre lo que ocurre y lo que quisiéramos que ocurriera.
Lo que ocurre actualmente es bien triste o, por mejor decir, suficientemente significativo de la realidad tan convulsa que nos toca vivir. En España, sin ir más lejos, mientras escribo se rumia en todas las tertulias el cese, o la dimisión forzada, creo que se me entiende, de la directora del CNI como cabeza de turco de un error o de una concatenación de errores que, me imagino, como compete a los servicios
secretos, jamás nos explicarán en detalle.
En Europa, la crisis de Ucrania, con miles de muertos y miles de desplazados que huyen de la muerte cierta buscando refugio en zonas menos problemáticas, alejándose de una guerra infernal e interminable que está dejando al aire las vergüenzas políticas y diplomáticas de esta Europa que se tambalea sin destino.
En Asturias, junto a otros problemas estructurales que están mermando la población dejando zonas abandonadas —lo de la España vaciada no es un tópico—, se suma ahora un problema puntual que es solo ejemplo de otros muchas en otros muchos momentos. Siguiendo pautas de política empresarial desmemoriada, cierra ahora la fábrica de Danone en Salas, dejando en el paro a todos sus trabajadores y llevándose la producción a Francia. Y ya digo, es solo un ejemplo, sangrante, eso sí, como todo lo que atañe en estos tiempos a la vida de los trabajadores.
El mundo entero, con China a la cabeza, sigue inmerso en esta pandemia que no cesa y que cada día descubre nuevas variantes y nuevas incertidumbres.
En este panorama, que quizás he pintado menos acerado de lo que realmente es, solo se salvan las dos clásicas válvulas de escape: el fútbol, a pesar de que hayamos descubierto recientemente que todo es mentira y que los goles tienen precio, y últimamente el tenis, con esa gran esperanza blanca, Alcaraz, que viene a ocupar el trono de Nadal con todo el ímpetu de sus diecinueve años.
Personalmente, para entrar en el mundo del deseo que apuntaba Cernuda, me conformo con que no me tomen el pelo, con encontrar un libro para leer plácidamente, con poder escribir de vez en cuando algo que me guste y con disfrutar mes a mes de Luz y Tinta.
Francisco Trinidad
P.S.- Este mes he tenido un grave problema técnico y, como me encuentro fuera de Asturias, me ha resultado difícil su solución, por eso la revista sale con retraso y posiblemente con algún error de composición que nuestros generosos lectores sabrán perdonar. Esta presentación, sin ir más lejos, se escribió el día 9 de mayo y quizás, cuando pueda subirse la revista, haya perdido actualidad.
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